Confianza, Paz y Optimismo.

      Una vez, un ateo, a quién le hablé de Dios, me dijo, bastante molesto: “¡¿Cómo puedes ser tan patudo de decir que conoces quién y cómo es Dios!? ¡Qué patudez!”.  Yo era joven y no supe bien qué contestarle, porque pensé que él tenía razón…yo, un simple mortal, ni santo ni teólogo, doctorado en ninguna cosa, hablando ni más ni menos del Todopoderoso Creador del Universo y de la Vida. Bueno, luego me enteré que él era agnóstico, es decir quienes creen que Dios, en caso de que exista, no lo podemos conocer, porque somos, según ellos, “muy pequeñitos” en comparación.

      Lo bueno de esta simple anécdota, es que con el tiempo, encontré la respuesta, a tal aparente patudez, y la digo, confiado, relajado y feliz: “Conozco a Dios, porque Jesucristo vino a contarnos quién es y cómo es Dios”.  Hace años atrás esto hubiera bastado para que nuestros hijos creyeran sin dudar. Hoy en día no es suficiente. Ellos reciben información distorsionada, falsa o proveniente de rumores sin ninguna consistencia, a veces ingenua ignorancia, y otras veces ataques directamente malintencionados contra las bases de nuestra Fe, que es la Palabra de Dios.

     Todas nuestras referencias están en la Biblia. Ella es nuestra fuente de información. Por lo tanto, antes que cualquier reflexión teológica o comentario de un evangelio o de una carta de un apóstol, hay que demostrar la veracidad de la Biblia. Si nuestros niños o jóvenes escuchan que fue adulterada, ya todo lo que digamos después lo van a poner en duda. Vamos, entonces, a dar razones concretas de nuestra confianza en la Palabra de Dios:

• Hay cientos de manuscritos que la ciencia ha demostrado que fueron escritos en el primer siglo de la era cristiana.
• Imposible y absurdo que los monjes de la Edad media, o de cualquier edad, hayan adulterado algún libro de la Biblia, porque hubieran quedado en ridículo con versiones de otros conventos u otros países.
• Los Manuscritos del Mar Muerto, o Rollos de Qumrán, fueron encontrados en el año 1947. Se trata de 972 manuscritos, con data de 270 antes de Cristo y año 66 después de Cristo. Hoy están en exhibición en Jerusalén, confirmando, por ejemplo, que el Libro de Isaías es exactamente el mismo que contienen todas las biblias en la actualidad.
• Hay documentos históricos que explican el criterio utilizado para seleccionar los cuatro evangelios, siendo el criterio más importante el que hayan sido escritos por un testigo directo de Jesús, o discípulo directo de un testigo, como en el caso de Marcos, discípulo del apóstol Pedro, quien escribe el evangelio entre los años 50 y 70 después de Cristo.
• Esta información, (punto 4) es conocida como “Composición canónica de los evangelios”, y se encuentra en los primeros concilios de la primitiva iglesia, o “Patrística”, material disponible, gracias a Dios, al alcance de todos, en internet.
• Los descubrimientos arqueológicos han confirmado los datos históricos y fechas de los acontecimientos narrados en la Biblia.
• Los 72 libros que la constituyen, fueron escritos por más de treinta personas, en un período de 1.000 años, logrando una coherencia formidable, y desarrollando, sin saberlo, el mensaje que da respuesta a las preguntas más fundamentales del ser humano.

        Bueno, los valores en juego, o aporte para nosotros y nuestros hijos son lógicamente deducibles: Seguridad, Confianza, Paz, Alegría, Fortaleza, Optimismo.

         En el próximo artículo complementaremos esta tesis respecto a la veracidad de la Biblia, para tener muy claro, aunque sea a modo de resumen, los fundamentos sólidos de nuestra Fe.

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Recomendación para profundizar y confirmar estas afirmaciones, son, además de las ya mencionadas: “Catecismo de la Iglesia Católica”, Capítulo Segundo, Artículo 3: “La Sagrada Escritura”, páginas 45 a la 54.  /  Charla de Antropología, Universidad de Navarra, disponible en YouTube. “Siete Razones para Confiar en la Biblia”, Dr. Erwin W. Lutzer, disponible en librería Bautista.

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Un fraternal saludo, en comunión como Iglesia, Guido Pallavicini Z. / Catequista.